jueves, 10 de diciembre de 2020

capitulo 123 (y ultimo)

  


Hera entra en el hospital con dolores de parto. Víctor esta a su lado. Los dos están nerviosos. Mientras preparan a la futura madre para el quirófano, Víctor se queda a solas con su gemelo. Se abrazan entre lágrimas:

--¡¡papá, voy a ser papá.¡

Víctor sonríe nervioso:

--¡¡estoy muerto de miedo.¡

Camilo se le ríe. Luego emocionado y cariñoso le dice:

--No sabes el gusto que me da que al fin seas padre. Me dolía tanto disfrutar de tu hija cuando tu...

Víctor no lo deja seguir:

--Victoria es hija tuya. Eso ahora nadie te lo puede discutir. Te lo dice la ley, te lo digo yo y te lo mereces. Te has consagrado a ella sin pensar en ti, olvidando que eres un hombre.  Nunca pensé que se pudiera estar tanto tiempo sin sexo y tú me has demostrado que es así.

Camilo tiene una sombra de tristeza al pensar en Claudia. No puede evitar hacerse esa pregunta:

--¿¿que será de ella?¿habrá encontrado el amor? –piensa.

Está seguro que sí y le duele pero no ha querido que nada se interponga en su relación con su hija que es su prioridad uno. Camilo besa a su hermano:

--Te mereces ser feliz. Te lo mereces.

Víctor está ilusionado:

--después de tanto esperar ¡¡al fin papá¡

El doctor va a buscar a Víctor para prepararlo.

--tengo miedo. --le dice Víctor a su gemelo-- es una pena que no puedas compartir esto conmigo.

--Ya hemos compartido suficiente cosas. Ahora cada uno tiene que vivir su vida.

Víctor  y Camilo se besan muy cómplices. Víctor se va muy ilusionado. Camilo se lo queda mirando con emoción. Siempre lo han compartido todo y no podía ser menos la ilusión ante la llegada del primer hijo del matrimonio. En quirófano, Hera grita, Camilo al lado de ella, le sujeta de las dos manos.

--¡¡ya viene. Un esfuerzo mi amor¡

Hera siente que ha cumplido una misión. Para ella era muy importante dar un hijo a su amado. Para ella era como la consagración eterna de un amor por el que siempre luchó pese a que la batalla parecía perdida. Un pequeño Mendozita llora en los brazos del doctor. Hera rompe a llorar.

--es nuestro hijo. Es nuestro hijo.

Sin soltar a su esposa, Víctor la besa en la frente. Luego mira al pequeño con ojos llorosos:

--Bienvenido a la vida. Camilo. --con la voz ahogada por la emoción.

Hera vuelve a los gritos. Agarra con fuerza las manos de su esposo.

--¡¡ahí viene el otro¡ --el doctor.

Víctor agarra con fuerza a su esposa.

--¡¡empuja mi amor. Empuja.¡

Son dos niños. Dos gemelos iguales cono él y Camilo.

Víctor llora de felicidad al ver a sus dos hijos:

--Mis dos machotes --dice con orgullo.

Hera está feliz. Ahora si su dicha es completa.

--dos niños como tu querías.--dice entre lágrimas.

Víctor la besa en la frente:

--Nunca una mujer hizo tan feliz a un hombre. Gracias por amarme. Gracias por amarme sin merecerlo.

Hera mira a su esposo, cansada pero feliz. Mientras se llevan a la madre al cuarto, Víctor sale a dar la buena nueva. Con él están sus padres, su suegra-tia y sus hermanos: Eugenio, Jorge y Francisco. 

--¡¡son dos niños. Son dos. Son Camilo y Víctor junior.¡

Todos aplauden, los gemelos se funden en un emotivo abrazo.




Días después. Los Mendoza-Itriago disfrutan de uno de sus espectaculares cumpleaños. los homenajeados son Eugenio que cumple 21 años y Jorgito que al día siguiente cumple los 3. ¡feliz cumpleaños Eugenio y Jorgito¡ dice el cartel. Llega Jorge con su hijito. Un niño rubito de 3 años, que corre, que grita. Que solo piensa en jugar. Su padre corre tras él. Detrás una feliz Rosana, de la mano una niñita rubia que ya da sus primeros pasos. 

--No corran, que Hortensia no puede seguir vuestro ritmo. --les dice la feliz madre.

Eugenio agarra a su sobrino:

--¡¡ven aquí, campeón.¡ ¡no te escapes.¡

Le hace cosquillas. Jorge se acerca a ellos y los abraza con fuerza:

--¡¡aquí están los del cumpleaños¡¡

Todos aplauden les cantan el Happy birthday. Eugenio se monta a Jorgito en el cuello. El niño le va dando con la mano:

--arre. arre. caballito.

Eugenio va trotando por el jardín haciendo las delicias del pequeño. Jorge sonríe con ternura. Le gusta ver como se quieren su hermano y su sobrino. Luego toma en brazos a su hija:

--¡¡ven aquí mi princesita..¡

Se acerca a Rosana y la besa enamorado. Hera está sentada en una silla con uno de sus hijitos recién nacidos. Víctor un padre muy amoroso y un marido pendiente de todo. No se mueve de su lado. El otro pequeño está con él. Hera y Víctor se miran muy enamorados. Cerca de ellos está Camilo. Los gemelos mayores se sonríen con complicidad. Carmen agarra a uno de sus nietos para que Víctor pueda ir con su hermano. Los gemelos se abrazan. Se tiran el uno sobre el otro como cuando eran niños. Camilo no le pierde el ojo a Victoria a la que mira muy paternalmente.



Aunque ya los invitados han llegado no están los anfitriones. Eugenio y Ana bajan las escaleras. Se muestran felices. Enamorados. Bajan tomados de la mano. Se miran como adolescentes.

--para las próximas vacaciones quiero que volvamos a ser amantes yo me pido la Casa Grande y tú te vas a un hotel¡ --dice él coqueto.

Ella lo mira apasionada:

--igual no saldremos de la cama.

La pasión, el amor sigue tan vivo como el primer día. La tormenta ya pasó. Se besan felices y se unen a la fiesta felices de ver a casi todos sus hijos juntos. La pequeña Francisca diciendo abuelos corre a brazos de estos. El orgulloso abuelo la carga en sus brazos. Tras la pequeña están los padres. Ana con una bebita de pocas semanas en brazos. A su lado Francisco con otra niña de la mano dando sus primeros pasos. Ana madre le hace mimitos a su nieta más pequeña:

--hola, Danielita.

La otra pequeña tiene celos de su hermana Francisca y quiere que el abuelo la tome en brazos.

--¡¡yo quiero, abu¡

Francisca llora cuando el abuelo la deja en el piso. Papá regaña a su hija mayor:

--Ahora le toca a Ángela.

Eugenio carga a la segunda hija de Francisco y Ana, Francisca le tira a papa del saco para que la cargue. Pese a todo lo que pasó, Ana pregunta a su nuera por su madre.

--feliz, entregada a la vida en el convento como una religiosa más.

--Me alegro que tomar los hábitos la haya hecho feliz.

Francisco y su esposa Ana se miran muy enamorados mientras que sus hijas mayores se "pelean", cuando Francisca está con papá y Ángela con el abuelo, Francisca quiere ir a los brazos del abuelo y Ángela a los de papá. Cuando hacen el cambio las niñas quieren volver a cambiarse. Camilo y Víctor le hacen una señal a Francisco, éste deja a su esposa y a sus hijitas y se acerca a sus hermanos. Victoria se acerca a los nuevos gemelitos con curiosidad. Hera deja que tome a uno en brazos. Sin dejar de vigilarla. Rosana se ha quedado sola con sus dos hijos. Jorgito corre por todos los lados. Eugenio esta con Jorge que le tapa los ojos. Los lleva tras unas matas.

--¿dónde vamos?

Jorge le saca las manos. Jorge, Francisco, Camilo y Víctor le tiran confetis.

--te tenemos un regalo muy especial. --le dice Jorge.

Todos se miran con complicidad. Eugenio está nervioso.

--¡¡ya,  Que pasa¡?

De detrás del matorral sale Hilaria con una rosa. Eugenio la mira impactado. Ella le entrega la rosa y le dice:

--gracias por tus rosas. Es lo que me dieron fuerza en mi encierro.

Eugenio ha soñado tanto con volver a verla que no puede creer que al fin estén de nuevo juntos. Sonríe enamorado.

--¿¿eres tú?¿¿eres tú de verdad?

Jorge le va haciendo gestos a sus hermanos y uno a uno van desapareciendo. Eugenio con su rosa en la mano, acaricia a Hilaria para convencerse que es ella de verdad.

--Me dolió cuando supe que ya te habían soltado y no supe nada de ti. Creí que no me querías ver.

Ella se muestra muy sonriente:

--me fui con mi madre, a rescatar nuestra relación.

--Me alegro. --dice con una tierna sonrisa.

Él la mira ansioso, con ganas de besarla pero no sabe en qué plan está la joven.

--Te quería dar una sorpresa. --dice ella entregando una cajita a Eugenio.

--¿otro regalo?

Él abre la casa con ilusión. Hay un único anillo de oro. Ella lo toma, le agarra la mano a él:

--¿te quieres casar conmigo?

El hace que si con la cabeza.

--pero creo que esto es al revés --dice el emocionado.

Ella le pone el anillo en el dedo.

--No me importa.

Él la mira entre lágrimas.

--¿Y Camilo?

El se pone serio. Tiene miedo que ella se enoje pero sonríe:

--Mi madre está dispuesta a reconquistarlo y yo me alegraría de hacer una boda doble. Te amo a ti. Sólo a ti.

Eugenio la abraza con fuerza:

--¡¡te amo. Te amo¡

Luego se besan con un amor desesperado. Jorge estaba escondido, sonríe orgulloso. Le gusta que su hermano al final sea feliz. Victoria estira a papá de la manga de la camisa.

--¡¡papa, ven. ven.¡

Ella se lo lleva unos metros.

--quiero darte un regalo.

Él sigue a la niña:

--pero si no es mi cumpleaños.

Ella le hace gestos para que se agache. El se pone en cuclillas:

--¿que le pasa a mi princesa?

--te quiero mucho, papá --dice dándole un beso-- y quiero agradecerte lo que has hecho por mi.

Camilo le acaricia los cabellos muy amorosamente:

--tu me has salvado la vida. No necesito nada más que a ti.

Ella le agarra la mano.

--ven, te quiero presentar a una amiga que conocí en el club de tenis.

Camilo esperaba conocer a una niñita y se queda helado al ver a Claudia. La mujer y la niña se miran con complicidad. Camilo se agacha y le dice a su hija:

--¿¿qué es esto?

La niña le besa en la mejilla y le susurra al oído:

--Tu ex novia me gusta para que sea mi nueva mamá.

Victoria se va corriendo. Camilo mira a Claudia y se estremecen. A los dos les basta mirarse a los ojos para darse cuenta que no han dejado de amarse. Vibran solo de mirarse. Sus palabras son una caricia para sus oídos:

--no esperaba verte. ¿de qué conoces a mi hija?

--Es una niña muy bella, te quiere mucho. Nos conocimos en el Club. Me alegro que al final sí te quedaras con el club y lo sacaras para adelante.

--Mi hija me convenció. Resulta que le encanta el tenis.

--lo sé y es muy buena, últimamente hemos pasado mucho tiempo tu hija, Hilaria y yo.

Poco a poco los nervios van desapareciendo y van hablando y caminando como si el tiempo no hubiera pasado como si siguieran siendo una pareja de enamorados.


Paula y Angélica están viviendo de nuevo juntas en la casa de la mercería "el brasileño". Solas, cada una con un hijo no reconocido de Manuel. Unos hijos sin padre. Lourdes camina bien y habla. El pequeño Manolito está con sus primeros pasos y primera palabra. Sus hijos, el abandono de Manuel después de divertirse con ellas ha unido a estas dos hermanas que se han reencontrado y están más unidas que nunca.




Gustavo e Ignacio están en Budapest. Desnudos en la cama, el uno frente al otro. Gustavo entrega una cajita pequeña a Ignacio mientras que muy dulce le dice:

--feliz cumpleaños, mi amor.

Son dos alianzas de oro. Gustavo agarra una y se la pone a Ignacio en el dedo:

--¿Ignacio me tomas como tu hombre para amarme, cuidarme y aguantarme toda la vida? --le dice son una seductora sonrisa.

--¡¡si¡ ¡si¡

LLora Ignacio de felicidad. Lo quiere besar, Gustavo lo regaña divertido:

--no. no. aún no ¡te toca a ti¡ --dice fingiendo una pose seria.

Ignacio tiembla de emoción mientras que le pone el anillo en el dedo a su amado:

--Gustavo ¿me tomas como tu hombre para amarme, cuidarme y aguantar mis majaderías toda la vida?

Los dos se sonríen.

--¡¡claro que quiero.¡

Los amantes se miran entre lágrimas. Unen sus cabezas. Sus manos. Sus labios. Sus cuerpos.. sus almas.


En el otro lado del océano, Los Mendoza-Itriago se reúnen frente al pastel. Es grande y tiene un número 21 y separado un 3. Francisca, Ángela y Hortensia en primera fila. Victoria al lado de papa sonriendo contenta al verlo mirando enamorado a Claudia. Claudia le toma de la mano emocionada a Camilo. No se resisten y se besan apasionadamente. Tanto Víctor como Hilaria se alegran de este beso. Victoria está muy contenta. Piensa que ahora si se cumplió su sueño de tener un papa y una mama. Danielita descansa en brazos de papá. La joven Ana besa a su marido feliz. Víctor y Hera están entusiasmados cada uno con un bebe. De reojo se miran. Hilaria está pegada a su chico, le da un pellizco en el trasero. Él se gira y la guiña el ojo seductor. La besa. Eugenio y Ana están del otro lado, contemplan la felicidad de su familia con emoción. Se besan como adolescentes. Eugenio hijo se dispone a apagar las velas de la tarta con su sobrino en brazos. Eugenio cierra sus ojos y pide su deseo:

--la felicidad para todos.

A continuación sopla las velas junto con el pequeño en medio de los aplausos y la felicidad de sus seres queridos.

FIN.









Capitulo 122







 Camilo esta en el hospital. Ignacio llega muy angustiado. Siente que se le va la vida. Ya camina sin muletas aunque le ha quedado una pequeña cojera.

--¡¡Camilo¡ ¿¿qué pasó? Recibí tu mensaje.

Camilo le pone la mano en los hombros:

--pensé que tú eras el único que podías salvar la vida de Gustavo. Aunque seáis hermanos, él nunca dejó de amarte.

 Ignacio está desesperado:

--¡¡pero qué es lo que ocurrió?¡

--desde que te fuiste se ha ido apagando poco a poco. Es como si él quisiera morir.

Ignacio piensa en todo el amor que le tuvo, que le tiene, En todo lo que han compartido. Le duele pensar que está mal y por su culpa. Se lleva las manos a la cabeza.

--¡¡es mi culpa, es mi culpa¡

Ignacio llora. Camilo lo abraza triste.

--estoy seguro que cuando te vea se recupera.

Ignacio está desesperado:

--¡¡pero que dicen los médicos?

--Que es emotivo, psicológico. En cualquier momento puede abrir los ojos y recuperarse.

Ignacio llora. Camilo es muy cariñoso con él:

--tienes que ser fuerte.

Camilo se queda fuera. Gustavo está tumbado en una cama. Parece dormido pero está conectado a algunas máquinas. Ignacio se desespera. Le agarra la mano:

--ahora entiendo lo que debiste sentir cuando tuvo el accidente. Tú estuviste con todo a mi lado. y ahora es el momento de demostrarte lo importante que eres para mi.

Ignacio lo acaricia en la cabeza:

--perdóname por dejarte. Te amo. Te amo. Fui un tonto.

Besa su mano. No se da cuenta que Gustavo también está llorando.

--te juro que si te recuperas no me iré de tu lado..

Gustavo no puede seguir fingiendo. Abre los ojos:

--te tomo la palabra. --dice con una sonrisa.

Ignacio mira a Gustavo lleno de decepción:

--¡¡era mentira?¡

--¡¡claro que no. --dice con su sonrisa más seductora-- me recuperé gracias a tu amor¡

Ignacio se siente estafado:

--¡¡te crees que soy idiota?¡

--¿¿preferirías que hubiera estado en peligro de verdad?

--hubiera preferido que no me mintieras.

--¡¡ha sido la única manera que encontré para que reaccionaras¡ ¡¡me amas¡¡

Ignacio ya no lo quiere seguir escuchando. Abandona la habitación. Gustavo no está realmente conectado a ninguna máquina, sólo lo parecía. Salta de la cama luciendo solo unos slips. Lo atrapa en el ascensor:

--Ignacio. No te vayas ¡¡Solo ha sido una broma.¡ ¡¡te amo.¡

Ignacio lo mira herido:

--¡¡si me amaras no me habrías dado este susto¡

--¡¡si tú me amaras como dices no te irías de mi lado¡

Se abre la puerta del ascensor. Gustavo le tiene el brazo agarrado:

--No te vayas --le suplica.

--¡¡déjame¡ --dice herido.

Gustavo esta desesperado:

--¡¡me amas.¡ ¡¡viniste a buscarme¡

--¡¡porque creí que estabas enfermo¡

--me enfermé de no tenerte. --le dice desesperado.

Camilo se acerca a Gustavo:

--déjalo ir.

--¡¡no¡

Ignacio se ha soltado. Entra en el ascensor que cierra sus puertas. Gustavo va hacia las escaleras pero Camilo lo retiene.

--¡¡tengo que ir a por el¡

Gustavo está desesperado. Después de haberlo vuelto a ver no quiere seguir viviendo sin él. El tiempo en el que han estado separado pese a ser poco le ha parecido una eternidad. Ignacio llora. Lo ama pero el que sea su hermano lo atormenta. Gustavo está dispuesto a todo: 

--¡¡no puedes salir así¡

Gustavo se da cuenta que está casi desnudo. Se viste a toda prisa. Camilo va a pagar a su cómplice en el hospital por el favor. Gustavo sale a toda prisa. Siente que su corazón se le va a salir del pecho.

--¡¡dónde está¡ ¿¿dónde se fue?

Va hasta su auto. Lo golpea.

--¡¡maldita sea¡

Se lleva las manos a la cabeza. No puede creer que lo haya vuelto a perder.






--hola guapo.

Es una voz que lo estremece. Gustavo se gira. Ignacio está detrás de él. Ignacio y Gustavo se lanzan el uno a los brazos del otro.

--¡¡no me dejes¡ ¡¡no me dejes¡ --le suplica Gustavo.

--te amo, te amo.

Ignacio y Gustavo se funden en un desesperado abrazo. Se besan entre lágrimas.

--no me dejes nunca más. --le suplica Gustavo.

Ignacio sonríe. No puede vivir sin él.

--no lo haré.

Gustavo lo mira boquiabierto. Siempre ha sido el más seguro de los dos pero ahora se siente pequeño ante Ignacio.

--hablas en serio? --pregunta perplejo.

Ignacio suspira enamorado:

--quiero olvidar, no quiero recordar que…

Gustavo le pone la mano en la boca para que no hable. Es muy dulce con él.

--Te he echado de menos --dice Ignacio.

Gustavo le sonríe coqueto:

--fuiste tú el que dejaste.

No dejan de tocarse, de acariciarse.

--Sabes porque lo hice.

Se le escapa unas lágrimas. Gustavo se las seca amoroso:

--No, no quiero que vuelvas a estar triste.

Ignacio tiene claro que no quiere vivir sin Gustavo pero:

--me da miedo que las críticas arruinen este momento.

Gustavo lo mira con amor. Le habla con esa voz dulce, esa sonrisa que parece poderlo todo:

--no nos van a criticar porque no nos van a encontrar.

Le tiene de las manos. Le habla con mucha ilusión:

--conoces Europa?

Ignacio hace que no con la cabeza.

--bien ¿¿que te parece vivir en Europa? tú y yo solos. Sin nadie que nos moleste. ¿Me acompañas? Si luego no puedes estar conmigo lo entenderé.

La sonrisa de niño bueno de Gustavo es irresistible. Ignacio suspira enamorado.

--se que si me voy contigo nunca querré dejarte.

Gustavo le guiña el ojo:

--¿y entonces?

--¡¡me voy contigo.¡

Gustavo e Ignacio se abrazan y se besan apasionadamente. Camilo los ve de lejos. No cree que puedan olvidar que son hermanos pero espera que sean felices. Se van sin decirles nada. Gustavo e Ignacio entran en el auto. Sus ojos brillan, respiran amor.


2 años después. Gustavo e Ignacio se han besado y han hecho el amor en las todas las capitales de Europa. Eso es lo único que quieren hacer en los próximos años. Les queda muchas ciudades en Europa, en el mundo. Viajan de un lado a otro allá donde nadie los conoce, donde nadie los juzga. Sólo les importa lo mucho que se aman.






Capítulo 121


 





Hera y Víctor llegan a la casita. Ella está muy triste. Él es muy amoroso con ella.

--te amo ¿lo sabes no?

Ella lo acaricia:

--si pero no te mereces una mujer como yo  a tu lado. Yo…

El la besa para callarla:

--tienes razón. Eres demasiado buena para mi. No sé que haces con un cretino como yo --dice él muy dulce.

Ella lo abraza con angustia:

--Yo te amo pero eres libre para dejarme si decides.

Víctor no la deja seguir:

--Yo no decido nada. Yo me muero sin ti. Entendería que quieras buscar algo mejor pero yo te amo. Yo lucharé toda la vida por ti.

Ella llora, Él la acaricia:

--¿y si no tenemos un hijo nunca?

--bueno, pues nadie me hará la competencia en tu amor. Soy egoísta y si te tengo toda para mi pues mejor. --dice él con una dulce sonrisa.

Ella se aferra a él con desesperación.

--espero que no cambies de opinión. 

La besa, la acaricia, le dice cuanto la ama pero a ella le duele que por culpa de ella no pueda tener hijos.

--que pasara con Victoria.? --pregunta ella.

En ese momento Camilo entraba en la casita. Le duele lo que oye. Víctor se da cuenta y lo siente.

--Camilo, hermano.

Camilo no lo deja seguir:

--Victoria es tu hija. Entenderé que no me la quieras dar en adopción.

Víctor abraza a su hermano:

--aunque Victoria sea la única hija que pueda tener… es hija tuya no mía.

--hablas en serio? --Camilo entre lágrimas.

Víctor besa a su hermano:

--te lo dije mil veces, nada me hace más feliz que ser yo quien logre tu sueño de ser padre.

Los hermanos se abrazan con emoción, se acarician. Se besan.

--ojala seas feliz.

Víctor mira enamorada a Hera. La toma de la mano. La besa:

--ya lo soy porque tengo a la mujer que amo. Yo no necesito más.

Hera y Víctor se funden en un abrazo. Camilo se va retirando discretamente, siente nostalgia de amar así. Echa de menos a Claudia pero sabe que Victoria no podría aceptar que otra mujer ocupe el lugar de su madre.





Jorge entra en la casita de Eugenio para visitarlo. El chico ha recibido de regalo una caja de chocolates. Está un poco triste. Jorge le pone la mano en los hombros. Le guiña el ojo cómplice:

--quien te mandó esos chocolate.

--Lucia. --dice sin ánimos.

--¿quién?

--Una amiga tuya que siempre me llamaba ¿no te acuerdas?

--ah –dice mirada libidinosa-- ¡¡esa que le encanta coger contigo ¿no?

Eugenio así que si con la cabeza.

--aun te llama?

--Si, quiere verme. --dice triste.

Jorge mira a su hermano con cara de depravado. Le da un golpe en el cachete de cariño:

--¡¡así se hace campeón.¡

Por la cara de su hermano ya ve que no está muy interesado y lo mira con reproche.

--le vas a dar una oportunidad o vas a seguir perdiendo el tiempo con las rosas?

Eugenio piensa triste en Hilaria:

--sabes que amo a Hilaria, si le seguiré mandado las rosas.

--las dos cosas son compatibles.

--No volvamos con lo mismo.

A Jorge le duele el sacrificio de su hermano:

--¡¡tienes apenas 19 años no puedes estar dos años sin sexo por una mujer que no te ama¡¡

Eugenio lo mira serio:

--¡¡yo no me meto en tu vida¡

Jorge le acaricia la cabeza divertido.

--¿¿que no te metes en mi vida?  ¡¡lo haces siempre.¡ --dice con cariño.

Jorge lo abraza fraternalmente y le dice:

--sólo quiero que seas feliz.


Cae la noche,  Angélica se acuesta excitada pensando que el guapo Manuel duerme a pocos metros. Ella ocupa la habitación pequeña con su hija, a él le dejó la grande, la que ocupó con Jorge. Desea tanto que un día de estos él se le meta en la cama. Pero tiene miedo al después, a que él se ría de ella. Manuel ha esperado unos días. Entra en el cuarto. Va en boxers. A ella le pone muy cachonda pero lo rechaza más bien a la fuerza:

--¡¡no vete.¡

Él la acaricia y la siente derretirse:

--ya tenemos una hija,  así lo será aun más hija de los dos.

Angélica desea estar en sus brazos pero está segura que después se arrepentirá porque él se va a burlar de ella. Lo empuja tirándolo de la cama. El se levanta. Se da cuenta como lo mira y coqueto dice:

--¿segura que no me quieres ver desnudo?

Él se saca el boxers. Ella está derretida.

--¡pues peor para ti¡ --dice el seductor.

Ella está hechizada por él. Prefiere arrepentirse de lo que hace de lo que no hace. Salta de la cama. Él ya se iba a meter en la cama, sonríe pícaro. Extiende su mano. Ella la agarra. Él tira a la cama, él sobre ella. La desnuda, la acaricia. Ella jadea como nunca. Ella lo mira con deseo.

--te amo. Nunca un hombre me hizo sentir así. --jadea ella.

Él la mira satisfecho. Se aparta de ella un momento.

--¡¡sigue, sigue.¡ --jadea ella.

Él le dice él:

--¡que ansiosa.¡

Ella agacha la cabeza tímida. Él la besa:

--No pasa nada

















Él corre desnudo a la otra habitación. Abre un cajón de la mesita y agarra un preservativo. Vuelve corriendo poniéndose el preservativo. La mira pícaro:

--he visto que tenias preservativos. Eres preparada, me gusta.

Ella sabe que son los que tenia pinchado para Jorge y aunque le da miedo la idea de quedar embarazada y sola, le apetece ser madre, traer al mundo un hijo de ese chico tan guapo. Le gustaría retenerlo en su vida. Luego del placer él enciende un cigarro satisfecho. Ella se siente angustiada. Él la mira pícaro:

--¿porque esa cara de rollo? Me consta que has gozado y hasta creo que más que yo. --dice divertido.

Ella agacha la cabeza con pena:

--no digas eso. Es que soy una ramera. ¿qué pensaras de mi?  Ahora tú te irás y ¿yo que hago?

Él fuma tranquilamente. No la mira:

--Yo no he dicho que me vaya a ir, pero igual somos un hombre y una mujer. No tiene nada de malo lo que hemos hecho.

Ella se siente sucia:

--pero es que si hubiera estado Paula tú te habrías acostado con ella.

Él habla con descaro:

--tienes razón,  pero estás tú.

Ella apoya su cabeza en el pecho de él. Le gusta sentir el calor de un hombre junto a ella.

--no quiero que te vayas nunca.

Él la acaricia:

--¿porqué te has acostado conmigo para que no te quitara a la niña o porque te apetecía?

A ella le da vergüencita pero dice:

--me apetecía y mucho.

A él le gusta la timidez de ella:

--no tiene nada de malo, lo haremos muchas veces.

Ella lo mira hechizada:

--¿en serio?

Él la mira con cara de depravado.


Por su lado, Gustavo, muy ansioso llama a Camilo:

--¡¡encontré a Ignacio. Le mandé un mensaje para que venga. me tienes que hacer un favor.¡

Camilo no está muy de acuerdo en lo que lo dice, Gustavo está ansioso, no puede creer que al fin vuelva a estar cara a cara con Ignacio.