domingo, 6 de diciembre de 2020

Capítulo 39

 



Camilo está sentado con Gustavo al lado de la sala de espera muy cerca como siempre de Ignacio. Pese al dolor por el entierro de su sobrino unos minutos atrás y su agotamiento no quiere dejar solo a su hermano. No se han llevado bien pero le duele verlo tan solo en un momento como este.

--¿en serio no quieres que te vaya a buscar algo de la cafetería?

--No me pasaría nada por la garganta.

Camilo le pone la mano en el muslo a su hermano muy fraternalmente:

--¿cuánto hace que no tomas nada?

Gustavo ni lo sabe. Pero no le importa nada.

--gracias por venir pero no quiero abusar de ti. es un día duro para todos. vete a descansar.

--no. yo me quedo a tu lao almenos hasta que llegue Carmen.  --le dice procurando sonreír con cariño-- Supongo que vendrá al rato.

--No sé. no le importa mucho su nieto.  --Gustavo habla con la voz rota, con su hermano no tiene que fingir.

--no digas eso. --le dice con afecto.

--es que si lo pierdo no voy a querer vivir. --Gustavo deshecho y con los ojos llenos de lagrimas

--lo quieres mucho ¿no? --mirándolo con cariño.

-- vivir. eso es él para mi y lo peor es que nunca se lo dije. --con la voz temblando.

--Ignacio lo sabía y te aseguro que el te quería de la misma manera que tu a él.

Gustavo lo abraza. 

--vamos a la cafetería. a los dos nos conviene tomar algo --le dice Camilo.

Gustavo está sentado. Hace que no con la cabeza.

--¡¡yo de aquí no me muevo.¡

Mira hacia la puerta.

--él sabe que estoy aquí. así no se siente tan solo.

--Claro que lo sabe.

Camilo se levanta:

--yo me voy a por un chocolate y te traeré otro para ti.

 Gustavo le dice que no. Tiene un gran dolor en el alma, 

--En serio, no me apetece nada.

--A mi tampoco nada. compartimos uno entre los dos. ¿te hace?

--vale.

El cariño de su hermano lo relaja en esos momentos tan duros. Cuando está de nuevo solo mira hacia la puerta. Se le escapan las lágrimas.





Es el atardecer en Madrid. Rosana y Jorge pasean a su bebe por la Plaza Mayor. Eugenio esta detrás de ellos. Rosana y Jorge disfrutan mucho de esa luna de miel de a cuatro. Eugenio siente que esta de más pero a Rosana y a Jorge le basta mirarse a los ojos para sentirse solos.

--te amo --le dice él.

Ella lo mira como si fuera un sueño. Aun no se acostumbra a que Jorge ya no es una foto. Es su marido y el padre de su hijo.

--Te amo. Todo esto es un sueño. Jamás pensé que conocería Europa. Gracias por el mundo nuevo que me has mostrado.

Jorge mira al bebe y dice:

--No. gracias a ti. Gracias por hacerme papá.

Rosana siente un poco de culpa por la mentira pero ama a ese hombre y estar con él la hace feliz. Se besan apasionadamente. Eugenio mira para otro lado divertido. Jorge se da cuenta. Se echa para atrás y abraza a su hermano.

--¿y tú de qué te ríes? --le dice con cariño.

Eugenio sonríe de oreja a oreja.

--yo estoy muy contento de compartir este momento contigo pero no os quiero robar privacidad.

Jorge le acaricia la cabeza a su hermano. Eugenio pone cara de que le fastidia y Jorge se le ríe.

--Tu no conocías Europa. ¿qué te parece, Madrid?

Eugenio mira para todos los lados impresionado:

--¡es precioso.¡

Jorge lo acaricia:

--de eso se trata. para eso estas aquí.

Eugenio abraza a Jorge:

--gracias por sacarme del pozo en el que estaba metido.

--entre hermanos no hay gracias. hay cariño --le dice acariciándolo.

Los dos se miran con mucho cariño.

--además no te va a salir de gratis. ya te dije. Eres la niñera. --le dice con ironía-- tu te quedas con el bebé tranquilito en el hotel que mi esposa y yo vamos a cenar a fuera.

--si claro. encantado.

Eugenio ejerce de niñera desde ese momento y se adelante con el cochecito del bebe mientras que el recién estrenado matrimonio camina muy abrazado. Besándose muy enamorado. De repente el corazón de Eugenio da un salto, pasando en un taxi ve a Hilaria.

--¡¡es ella¡¡

Pero en seguida se le borra de la cabeza.

--Son imaginaciones tuyas. Es imposible una casualidad tan grande. Además lo que menos quiero ahora es un idilio-- dice para si.

Pero no puede olvidar la triste mirada de esa joven que lo impactó mas se olvida de ella aunque sea solo en apariencia para centrarse en su sobrino.


En el otro lado del océano, Gustavo y Camilo se han terminado la taza de chocolate.

--me ha sentado bien. gracias. --Gustavo le habla triste pero con afecto.

--¿en serio no quieres que te vaya a buscar una para ti solo.? --muy fraternal.

Gustavo hace que no con la cabeza. Se levanta al ver al doctor que atiende a Ignacio.

--¡¡¿como esta?¿¿como sigue?

--No está la abuela.? Me gustaría hablar con ella.

Gustavo se desespera:

--¿¿es que pasa algo?

--prefiero hablar con la abuela.

Gustavo se lleva las manos a la cabeza.

--¡¡la abuela no está pero estoy yo que es quien más lo quiere.¡

Camilo se mete y empieza a hablar con el doctor.

--pero ¿¿qué tan grave esta mi primo? ¿¿qué puede pasar?

Gustavo siempre ha querido preguntar eso pero no se atreve.

--primero nos preocupa que viva. luego ya analizaremos los daños cerebrales.

--¿¿qué quiere decir? --pregunta Gustavo con un hilo de voz.

Camilo lo abraza por la espalda:

--tienes que ser fuerte.

Con una fuerza con no sabe de dónde le sale Gustavo dice:

--yo voy a estar a su lado. pase lo que pase estaré a su lado.

Carmen ha llegado en ese momento, ella le agarra de la mano:

--no le transmitas angustia a él.

Camilo se despide de su hermano. Gustavo lo abraza y le agradece todo. Camilo le sonríe. El doctor deja pasar a Carmen. 

--mi sobrino es el que pasará.

El doctor le dice que pueden pasar los dos. Carmen dice que no hace falta. Gustavo se lo ruega:

--¿porque no pasas conmigo. le hará bien saber que su abuela esta con él.?

--lo siento pero estoy aquí por ti, no por él. no lo puedo ver como nieto.

Aunque le duele lo acepta y entra a verlo con la voz más alegre que puede fingir cuando todo en él es tristeza.

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