Gustavo se acerca a la cama de Ignacio. Se hace el fuerte cuando está roto por dentro.
--hola cariño.
Lo besa en la frente. Le agarra la mano. Trata de pintarle un mundo hermoso para que no le queden ganas de seguir dormido y Abra los ojos.
--sabes? esta tu abuela fuera. esta siempre conmigo. está muy preocupada. tu creías que no te quería pero ya ves. no así es.
Lo mira, le habla con dulzura. Con todo el amor que nunca le dijo que sentía por él.
--abre los ojos.dime algo. ni que sea que me calle la boca porque ya te duele la cabeza.
Las lágrimas recorren su rostro pero él lucha para mostrarse alegre. Acaricia su mano tratando de llenarla de vida.
--ojala pudiera cambiarme por ti. sabes que lo haría. lo sabes.
Se muestra débil por un momento. Esta apunto de hundirse pero piensa en cosas alegres para transmitirle a él esa alegría.
--tu no te preocupes. todo esto va a pasar y nos vamos a reír. Siempre quisiste viajar. Me lo dijiste. Vamos a viajar. los dos juntos. y nos vamos a querer pero ya no como primos. Cuando te despiertes vamos a aclarar las cosas. nos queremos. estamos enamoramos. y vamos a vivirlo.
Gustavo habla con una amarga ilusión. Trata de animar a Ignacio. A si mismo. llora. Espera que no sea demasiado tarde.
--pero eso depende de ti. tienes que luchar. tienes que vencer. no te tienes que ir. te tienes que quedar conmigo.
Gustavo le cuenta de países que Ignacio no conoce, de todas las maravillas que podrán ver cuando se recupere. Entra la enfermera.
--no me puedo quedar un poco más? --le suplica.
La enfermera hace que no con la cabeza. Gustavo besa la frente de su primo:
--yo ahora me tengo que ir pero estoy a fuera. siempre a fuera.
Gustavo le echa una mirada, confía en que no sea la última. Levanta el puño animando a su primo a que haga fuerza. Cuando la puerta los separa de nuevo Gustavo rompe a llorar. Carmen lo abraza.
--no vas a ir a descansar.?
Gustavo hace que no con la cabeza.
--pero es que Ignacio te necesita fuerte. sino te vas a derrumbar.
--Yo le he prometido que me voy a quedar hasta que esté bien y lo pienso hacer. Ya le he tomado el gusto a la butaca. --dice con amargura.
--Esta bien. te traeré algo para que te cambies y comes algo.
--No, comer no.
Carmen lo mira regañona:
--no te estoy preguntando.
--gracias por todo tía. Sé que no estas aquí por gusto.
Carmen lo besa y lo deja solo de nuevo.
Mientras que Gustavo pasa una noche más con frio en la sala de espera sin saber noticias de su amado primo, en Madrid hace una mañana esplendida. Eugenio ha salido solo. Está en la plaza de Mayor. No se deja de repetir que es una locura, que es imposible que Hilaria este en Madrid, que se lo imaginó y que de estar en Madrid es imposible que se vuelvan a encontrar en una ciudad tan grande. No se lo puede creer. La encuentra en una cafetería tomando un café. Sola. Se acerca a ella con una sonrisa.
--¡¡hola.¡
Él la saluda como si la conociera, ella no lo recuerda. Lo mira con mala cara. No le dice nada.
--no te importa que me siente ¿verdad?
Hilaria se levanta:
--¡claro que me importa.¡ ¡¡eres un descarado.¡
--solo quiero hablar contigo. la otra vez que nos vimos.
Hilaria no lo deja seguir:
--ese es un truco muy viejo. así no vas a lograr nada.
Ella se va enojada.
--no pagaste. --dice él divertido.
Pero ella no le hace caso. Él paga, deja un billete sobre la mesa y la sigue.
--No quiero nada. solo ser tu amigo. ¿en serio no te acuerdas de mi.?
--no¡ ¡¡déjame en paz.¡
Ella no quiere saber de hombres y el tampoco pensaba en tener un idilio pero la chica le gusta. Ella se muestra agresiva y a él le hace gracia.
--nos vimos en casa de mi hermano Víctor. ¿¿qué tienes tú con él.?
Hilaria se gira de golpe.
--¿¿¡tu eres hermano de Víctor Mendoza?
Él hace que sí con la cabeza y ella lo abofetea:
--¡¡tu hermano es una basura.¡¡
--¿¿y qué culpa tengo yo de lo que te hiciera él? --dice sorprendido.
Hilaria se aparta de el.
--no te acabaste tu café. te invito a otro y me cuentas¡ --le pide el.
Ella se va a ir pero de repente se dirige a el y con una sonrisa le dice:
--¿vamos a dar una vuelta?
--¿y ese cambio? --dice el divertido.
--¿¿vienes?
La nota fría, la nota extraña pero accede. Él le cuenta un montón de cosas y ella a su lado ni le escucha. Sonríe vengativa.
--te voy a dar en donde más te duela. --se dice para si-- te excitaré y cuanto más ganas tengas de acostarte conmigo. te dejare tirado.
Después de caminar por las calles de Madrid, Hilaria lo lleva a un departamento.
--no quieres pasar.?
--¿no molesto?
--mis tíos no están.
--vives con ellos?
Eugenio la mira algo tímido:
--no se si es buena idea yo.
Ella lo hace pasar. Toman unas cervezas en el sofá. Ella no le dice nada. Solo lo mira. El esta sofocado, nervioso. No sabe que decir.
--hace calor ¿no?
Hilaria se le tira encima:
--¡¡pues sácate la ropa.¡
Eugenio se levanta:
--¿¿pero qué haces?
--lo que tú quieres que haga. --Hilaria picara.
Ella se empieza a desnudar y Eugenio se decepciona.
--Yo. yo esperaba algo más de ti.
Se va hacia la puerta. Ella no entiende nada.
--no pensé que fueras una perdida. Ahora entiendo que hacías con mi hermano. --dice decepcionado.
Eugenio la mira con desprecio y se va. Hilaria se queda conmocionada. La han vuelto humillar. Un Mendoza-Itriago la ha vuelto a hacer sentir una cualquiera y lo peor es que ha sido culpa de ella. Eso es lo que más rabia le da.
--¿¿y si estropee algo bonito?
Eugenio sale del bloque lleno de rabia. Golpea la pared con el puño, con patadas.
--¡¡es una perdida. es una perdida.¡ ¿¿es que todas las chicas quieren solo sexo?
Le marcó mucho esa joven y le duele pensar que es como todas esas chicas que le presentara su hermano que solo quieren divertirse. El busca en cambio algo que le dé sentido a su vida.
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