domingo, 6 de diciembre de 2020

Capítulo 46

 




Ignacio está despierto pero Gustavo no se puede sentir feliz porque algo no va bien. Ignacio no se mueve, se nota su desesperación. trata de hablar. Gustavo le tiene que agarrar la mano. Aunque la situación no es buena ya ha dado un paso adelante, ha vuelto a la vida y eso es de entrada lo que más importa. Le habla con mucho cariño.

--no te esfuerces.. todo va a salir bien. yo voy a estar a tu lado. estoy contigo.

Lo entiende. 

--mírame. --le pide.

Ignacio lo sigue con la mirada. No mueve la cabeza pero si los ojos. Gustavo le besa la mano:

--te quiero. te amo. te vas a poner bien y haremos un montón de cosas hermosas que tengo pensando. Si me escuchas aprieta la mano.

Ignacio le aprieta débilmente la mano. Pese a su estado de inmovilidad Gustavo está contento.

--¡¡estas vivo. y eso es lo que importa.¡¡

Ignacio esta muy angustiado. Se cuerpo no le responde. Se pregunta qué le pasa, si se va a quedar así. A Gustavo le da pena su mirada de horror pero no quiere que se le note. Esta alegre para él.

--No tengas, miedo. todo saldrá bien.

Ignacio está convencido que se quedara condenado a una cama toda la vida. Así lo expresa con sus ojos de pánico. Gustavo lo mira fijamente mientras que le da todo su calor frotando su mano:

--¿confías en mi.? aprieta la mano si confías en mi.

Gustavo siempre lo ha sido todo para Ignacio y es también en esos momentos su mejor medicina. Gustavo lo sabe y está decidido a darlo todo por el hombre que ama. Ignacio aprieta suavemente su mano contra la de Gustavo que se emociona al sentirlo vivo.

--así me gusta.  --le dice con una sonrisa muy cariñosa-- todo saldrá bien. yo nunca te he mentido. De esta salimos juntos.

Escucharlo lo relaja. Ignacio se queda tranquilo.


Algunos días después. Francisco sale de su cuarto por primera vez. Sigue viviendo en la Casa Grande. En su casita están las cosas de su hijo y aun no se puede enfrentar a eso.

--¡¡joven. joven.¡¡¡que alegría.¡¡ ¡¡que alegría¡ ¡¡ya creía yo que se había enterrado en vida.¡

La loca alegría de Rosa contrasta con la amarga tristeza de él.

--¡¡ahora mismo le preparo un buen filete con patatas como a usted le gusta¡¡

Francisco no tiene ganas de hablar. De ver a gente.

--no tengo hambre.

--Pero lleva días sin comer. Si no come se va a morir.

Francisco la mira con una amarga sonrisa. Rosa lo regaña:

--¿¿eso es lo que quiere? ¡¡¡no se vale. no se vale que haga sufrir a su madre.¡ ¡¡la señora Ana se está apagando poco a poco y usted no hace nada para aliviarse.¡ ¡¡piense en su hijo como en un angelito que desde el cielo lo cuida.¡

A Francisco se le salen las lágrimas.

--¿no se sabe nada de mi mujer?

Rosa lo mira con tristeza:

--no, no se sabe nada. Es como si la tierra la hubiera tragado.

--Me odia. Me odia. Debe lamentar que yo no me muriera.

--no diga eso --Rosa apenada.

Ana se emociona al verlo.

--hijo. que alegría.¡ ¡¡que alegría que hayas salido..¡

Ana lo abraza pero Francisco no responde al abrazo. A Ana se le borra la sonrisa del rostro al darse cuenta que su hijo sigue en su mundo de sombras del que no quiere salir.

--quiero ir al cementerio. Quiero ver donde está enterrado mi hijo --pide Francisco con amargura.

--¿crees que es oportuno?

--Quiero llevarle flores.




Entran los dos juntos al cementerio. Francisco se mantiene callado, apartado de su mano como un animal herido de muerte. Ana llega a la tumba.

--aquí es.

Deja unas rosas. Francisco mira conmocionado la lapida de Francisco Mendoza Chois. Se deja caer.

--¿¿que te hice?¿¿que te hice?

Acaricia la lapida con desesperación. No puede creer que tras esa losa se consuma el cadáver del ser que nació de su sangre, del ser que más ha querido.

--¡¡hijo.nooooo no...¡¡

Esta desesperado. Ana trata de darle ánimos, abrazada a él. Francisco aúlla de dolor. Se retuerce de desesperación. Ana se lo quiere llevar.  Francisco abraza a su madre deshecho de dolor.

--¿¿¿porque él y no yo? ¡¡¿¿Por qué morir lo dos?¿¿porque condenarme a una vida que es peor que la muerte?

Ana mira a su hijo con cariño. No soporta verlo tan mal:

--ojalá pudiera cambiarme por ti.

Francisco se aferra a su madre como cuando de niño se caía y se lastimaba. Un beso de su madre lo aliviaba pero ahora no encuentra consuelo para un alma rota.


Quien tampoco está en su mejor momento pero está saliendo adelante gracias al amor de Gustavo es Ignacio. Sigue en el hospital. Ya sale a pasear, acompañado por su inseparable primo y compañero.  Ignacio esta en silla de ruedas. inmóvil. Su mirada está muy viva. Mueve un poco la cabeza y es capaz de apretar su mano con la de Gustavo. Además comienza a hablar. Le cuesta. Su voz suena ronca. Débil.  Habla despacio, tartamudea. Se lengua se tropieza. Le cuesta mucho y no logra acabar frases. Mira a su amado con agradecimiento. Siente que le ha vuelto a salvar la vida por segunda vez. E Ignacio que idolatraba a Gustavo nunca esperó una entrega tan total y sin reservas por parte de su alocado primo. Eso es lo que ha hecho que no se hunda.

--Gus-ta---

Le cuesta mucho decir las palabras. Gustavo a su lado. Iluminándolo con una sonrisa. Es muy cariñoso. 

--Gus. asi esta bien.

--Mm-i-e-do.

--¿tienes miedo? --pregunta muy dulce.

Ignacio le aprieta la mano. Eso es sí. Aunque con la mirada dulce de Gustavo se le olvida todo. Se mira en los ojos de Gustavo y se siente en un paraíso.

--No. no tienes nada que temer.

Gustavo le besa la mano:

--sabes que te amo. lo sabes.

Ignacio le aprieta la mano.

--yo tam.

La voz le tiembla. Gustavo acaba la frase. Lo mira dulcemente:

--lo se. se que me amas. por lo mismo no tienes nada que temer. yo estoy contigo. en unos días nos iremos a nuestra casa. esteremos juntos y juntos completaremos la lucha de nuestra vida. luego tendremos nuestro premio. nos iremos a dar una vuelta al mundo. ¿quieres?

Ignacio le aprieta la mano. Gustavo habla con amor animándolo para que no se sienta mal. Ignacio llora. Gustavo le seca las lágrimas muy cariñoso. Le habla con ternura:

--no, no llores. esas vivo y y conmigo. no hay ningun motivo para que llores.

--ga--ci--a-s

--nada de gracias. gracias a ti por hacerme cambiar.por hacerme ver que hay cosas más importantes que el sexo.

Lo besa en la frente. Cuando él no  ve sus ojos llenos de angustia. Le mata ver sufrir a su amado pero no se deja vencer. La batalla ha comenzado y por muy dura que sea Gustavo esta decidida a ganarla.


8 meses después.

Camilo y Claudia tienen una acalorada discusión.

--¡¡tu medico es un inútil¡ ¡¡por eso no tenemos un hijo.¡

--Camilo. no te ciegues. el problema no es mío. Yo ya tuve una hija. mi ginecóloga es clara. Yo si puedo ser madre.

Camilo se lleva las manos a la cabeza furioso:

--¿¿y que insinúas que es mi culpa?¡ ¡¡eso es un insulto¡

--No, yo solo digo que no estaría de más que te hicieras la prueba para estar seguros.

--¡¡yo ya estoy seguro.¡ ¡¡no es mi culpa si no tenemos un hijo.¡ ¡¡tú ya no debes poder tener y no me lo dices¡ --le ataca.

--Mi ginecóloga opina que mi culpa no es que. que.¡

Claudia ya no acaba la frase porque le da miedo la mirada de su hombre. Camilo se siente el gran macho y para él es la peor de las ofensas que su pareja piensa que él es el culpable por el que aun no se haya embarazado pese a que llevan meses buscándolo.






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