Jorge llega a su casa. Silvio está sentado frente a la cuna de Jorgito. El hombre entra. Se estremece. Siente algo muy especial por el falso Silvio y el que quiera tanto a su hijo aumenta sus sentimientos. Le pone la mano en los hombros. Rosana se estremece. Tiene que hacer un esfuerzo para no lanzarse sobre él y suplicarle que le haga el amor. Le frena su hijo. A Jorge le pasa más o menos lo mismo pero le frena el que no quiere que jueguen con él como él jugó tantas veces con las mujeres. Nunca pensó acostarse con un hombre y no quiere que sea por vicio. Quiere que sea por amor y aunque siente que es correspondido por Silvio tiene miedo de estar equivocado. Jorge se está descubriendo de una forma nueva amando. Está descubriendo el amor más allá del sexo. Rosana se levanta sobresaltada.
--perdón. no te quería molestar –Jorge.
La joven se gira. La mirada inocente y algo asustada de ella golpea el alma de Jorge.
--No me asustó. Tiene derecho a ver a su hijo.
Rosana está muy nerviosa. Su voz tiembla. Le cuesta fingir la voz de macho. Jorge lo mira con cariño. Nunca con una mujer se había puesto tan nervioso como con ese muchacho que le está haciendo descubrir cosas que no sabía que podía sentir. No sabe de qué hablar con él. No sabe que decirle.
--gracias por querer tanto a mi hijo. --dice Jorge con el corazón que se le quiere salir a la garganta.
No está seguro de lo que el chico siente por él pero le gusta como lo mira. Es una mirada intensidad que le remueve las entrañas. Le gustaría que él sintiera lo mismo. Tal vez entonces se animaría a confesarle lo que le pase pero no está seguro.
--es mi obligación. Para eso me pagan. --Silvio nervioso.
--No. yo te pago para que lo cuides y no sólo lo cuidas mejor que yo y Angélica sino que lo quieres. lo quieres como si fuera algo tuyo.
Silvio lo mira con ojos de amor. Así lo siente Jorge y se muere por besarse.
--Silvio yo. --dice Jorge acariciándole la mano.
Los dos tiemblan. Silvio tiene en la mano un osito de peluche del pequeño. Se le cae. Los dos se agachan a la vez. El aliento del uno embriaga al otro. Los dos mueren por un beso del otro. Jorge no puede resistirse más. Acerca sus labios a los de él.
Camilo y Victoria están jugando al ajedrez. Él le enseña amorosamente. A ella le encanta tener un papá que le enseñe cosas.
--es un poco rollo ¿no? --dice ella.
--te prometo que mañana te iré a comprar varios juegos. Y además tenemos que buscar una escuela para ti.
--¡¡no.¡¡ ¡¡no.¡
Camilo sonríe con dulzura. La acaricia:
--si princesa. Tienes que ir a la escuela.
Ella acepta pero le pone una condición:
--que vengas conmigo. Quiero presumir de papá.
--Es un trato.
Ella extiende su mano, se la chocan.
--trato hecho señorita. --dice cariñoso.
Victoria lo abraza y le da un beso. Siempre se sintió sola en la escuela cuando sus amigas traían a sus papas y ella sólo raras veces a su mama. Ahora su mama está con ella y también tiene un papa del que se siente muy orgullosa. En el poco rato que la conoce Camilo adora a esa niña. Ella ha curado sus heridas. Víctor entra sin llamar.
--porque no has llegado?
Se sorprende ver a su hermano tan cariñoso con esa pequeña. Le toma de sorpresa. Pensó que ya se habían ido. Camilo se acerca a Víctor con la niña de su mano:
--Ella es Victoria. Tu hija.
Le duele tener que decir que es su hija. La niña y él se miran con curiosidad. Camilo no se piensa meter pero le dolería que la niña se quedara con su verdadero padre.
Rosana no puede creer que Jorge la vaya a besar y más teniendo en cuenta que es supuestamente un hombre. Jorge tiene los labios a un milímetro del suyo. Desde el cuarto de al lado se oye a Angélica:
--mi amor. ¿ya llegaste?
La magia se rompe. Los dos vuelven a la realidad. Se levantan y se apartan el uno del otro. Jorge se siente una basura. Ha estado a punto de besar al chico que cuida de su hijo mientras que Angélica y la que cree su hija están a pocos metros.
--¡¡nos vemos mañana.¡ --dice Jorge muy deprisa y sin ni mirarlo.
Se va de prisa. Entra en su cuarto sofocado.
--¿¿qué me está pasando? ¿¿Que?
Lo sabe perfectamente:
--Eugenio tiene razón. Estoy enamorado de Silvio.
Eso de haberse enamorado de un chico lo tiene descontrolado. Siempre fue para adelante en el amor pero ahora no entiende que le pasó. No sabe si es bueno, si es malo. Si puede amarlo o no. Piensa en el sueño y todo él se excita como si hubiera pasado de verdad. Está sintiendo como un adolescente en su primer amor.
--¡¡es una locura.¡ ¡¡es una locura.¡
La hinchazón de su pantalón es muy evidente.
--Nunca pensé que un chico me la pusiera dura.
Aunque le sorprende cada vez le importa menos que sea un chico o no. Silvio le gusta y si no fuera por Angélica y los bebés no le importaría dejarse llevar pero es padre y le ha dado palabra de matrimonio a la que cree madre de su hija.
--¡¡no le puedo hacer eso.¡
Se siente una basura por querer engañar a Angélica y en su propia casa. La joven se acerca al cuarto con la bebita:
--Mi amor. ¿estás en el cuarto? ¡¡Tu hija quiere darte un beso.¡
En realidad es la supuesta madre quien se lo quiere dar pero Angélica nota a Jorge cada día más distante y aunque ni imagina que es por ese tímido muchacho indefenso sí está segura que la mejor manera de tenerlo a su lado es con la niña. Jorge esta ruborizado por el deseo, por el casi beso que le da a Silvio, su herramienta sexual en su punto culminante.
--¡¡Angélica no puede verme así.¡ --piensa.
Le dice que está en la ducha. Entra en el baño. Se encierra.
--¿porque no me dijiste nada? –le reclama desde la puerta.
Jorge le responde alterado dentro del baño.
--Se me pinchó una rueda. Huelo mal. No quería manchar a la niña.
Pero Angélica sabe que si saludó a Jorgito:
--siente que no es su hija. Lo siente. --dice para sí.
Se aferra a su sobrina. Su felicidad está en peligro y está decidida a luchar por conseguirla. Sobre la cama están los preservativos de Jorge. Deja a la bebita en la cama. La joven sonríe con cara de traviesa mientras que con una aguja pincha cada uno de los preservativos.
--los pinchare todos y tarde o temprano me quedaré embarazada.
Está feliz por la idea que ha tenido.
--¡¡esperando un hijo de el Jorge no me dejara..¡ ¡¡no me dejara.¡
Jorge se ha metido en la ducha. Cierra los ojos y se ve en la cama con Silvio. No puede dejar de pensar en el. El agua helada lo enfría. Se mira al espejo. Sonríe enamorado. Se acaricia los labios:
--lo besé. Casi besé a un tipo.
Nunca había disfrutado tanto del amor y aunque le da miedo. Le gusta. Angélica es la que despide a Silvio.
--Mi marido ya llegó. Está en la ducha.
Rosana quiere despedirse de Jorge. Necesita volver a verlo.
--me espero por si el bebé despierta.
--No. ya no despertará.
Angélica lo acompaña hasta la puerta. Rosana en su auto se quita su falso bigote, las gafas. Se mira al espejo:
--¿me iba a besar?
No puede creer que Jorge que es el prototipo de macho que ha tenido muchas mujeres que sienta atraído por un hombre. Piensa que son tonterías suyas.
--No. no es verdad.
En realidad le gustaría que así fuera. El disfraz de Silvio la llena como madre pero la frustra como mujer.
--¡¡imagina poner amar a Jorge como hombre.¡
Esa posibilidad la excita mucho
Quiere llamar a Eugenio y preguntar pero le da vergüenza. Eugenio prefiere no alertar a Rosana. No le parece justo así que prefiere no llamarla para evitar tener que mentirle.
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