jueves, 10 de diciembre de 2020

Capítulo 121


 





Hera y Víctor llegan a la casita. Ella está muy triste. Él es muy amoroso con ella.

--te amo ¿lo sabes no?

Ella lo acaricia:

--si pero no te mereces una mujer como yo  a tu lado. Yo…

El la besa para callarla:

--tienes razón. Eres demasiado buena para mi. No sé que haces con un cretino como yo --dice él muy dulce.

Ella lo abraza con angustia:

--Yo te amo pero eres libre para dejarme si decides.

Víctor no la deja seguir:

--Yo no decido nada. Yo me muero sin ti. Entendería que quieras buscar algo mejor pero yo te amo. Yo lucharé toda la vida por ti.

Ella llora, Él la acaricia:

--¿y si no tenemos un hijo nunca?

--bueno, pues nadie me hará la competencia en tu amor. Soy egoísta y si te tengo toda para mi pues mejor. --dice él con una dulce sonrisa.

Ella se aferra a él con desesperación.

--espero que no cambies de opinión. 

La besa, la acaricia, le dice cuanto la ama pero a ella le duele que por culpa de ella no pueda tener hijos.

--que pasara con Victoria.? --pregunta ella.

En ese momento Camilo entraba en la casita. Le duele lo que oye. Víctor se da cuenta y lo siente.

--Camilo, hermano.

Camilo no lo deja seguir:

--Victoria es tu hija. Entenderé que no me la quieras dar en adopción.

Víctor abraza a su hermano:

--aunque Victoria sea la única hija que pueda tener… es hija tuya no mía.

--hablas en serio? --Camilo entre lágrimas.

Víctor besa a su hermano:

--te lo dije mil veces, nada me hace más feliz que ser yo quien logre tu sueño de ser padre.

Los hermanos se abrazan con emoción, se acarician. Se besan.

--ojala seas feliz.

Víctor mira enamorada a Hera. La toma de la mano. La besa:

--ya lo soy porque tengo a la mujer que amo. Yo no necesito más.

Hera y Víctor se funden en un abrazo. Camilo se va retirando discretamente, siente nostalgia de amar así. Echa de menos a Claudia pero sabe que Victoria no podría aceptar que otra mujer ocupe el lugar de su madre.





Jorge entra en la casita de Eugenio para visitarlo. El chico ha recibido de regalo una caja de chocolates. Está un poco triste. Jorge le pone la mano en los hombros. Le guiña el ojo cómplice:

--quien te mandó esos chocolate.

--Lucia. --dice sin ánimos.

--¿quién?

--Una amiga tuya que siempre me llamaba ¿no te acuerdas?

--ah –dice mirada libidinosa-- ¡¡esa que le encanta coger contigo ¿no?

Eugenio así que si con la cabeza.

--aun te llama?

--Si, quiere verme. --dice triste.

Jorge mira a su hermano con cara de depravado. Le da un golpe en el cachete de cariño:

--¡¡así se hace campeón.¡

Por la cara de su hermano ya ve que no está muy interesado y lo mira con reproche.

--le vas a dar una oportunidad o vas a seguir perdiendo el tiempo con las rosas?

Eugenio piensa triste en Hilaria:

--sabes que amo a Hilaria, si le seguiré mandado las rosas.

--las dos cosas son compatibles.

--No volvamos con lo mismo.

A Jorge le duele el sacrificio de su hermano:

--¡¡tienes apenas 19 años no puedes estar dos años sin sexo por una mujer que no te ama¡¡

Eugenio lo mira serio:

--¡¡yo no me meto en tu vida¡

Jorge le acaricia la cabeza divertido.

--¿¿que no te metes en mi vida?  ¡¡lo haces siempre.¡ --dice con cariño.

Jorge lo abraza fraternalmente y le dice:

--sólo quiero que seas feliz.


Cae la noche,  Angélica se acuesta excitada pensando que el guapo Manuel duerme a pocos metros. Ella ocupa la habitación pequeña con su hija, a él le dejó la grande, la que ocupó con Jorge. Desea tanto que un día de estos él se le meta en la cama. Pero tiene miedo al después, a que él se ría de ella. Manuel ha esperado unos días. Entra en el cuarto. Va en boxers. A ella le pone muy cachonda pero lo rechaza más bien a la fuerza:

--¡¡no vete.¡

Él la acaricia y la siente derretirse:

--ya tenemos una hija,  así lo será aun más hija de los dos.

Angélica desea estar en sus brazos pero está segura que después se arrepentirá porque él se va a burlar de ella. Lo empuja tirándolo de la cama. El se levanta. Se da cuenta como lo mira y coqueto dice:

--¿segura que no me quieres ver desnudo?

Él se saca el boxers. Ella está derretida.

--¡pues peor para ti¡ --dice el seductor.

Ella está hechizada por él. Prefiere arrepentirse de lo que hace de lo que no hace. Salta de la cama. Él ya se iba a meter en la cama, sonríe pícaro. Extiende su mano. Ella la agarra. Él tira a la cama, él sobre ella. La desnuda, la acaricia. Ella jadea como nunca. Ella lo mira con deseo.

--te amo. Nunca un hombre me hizo sentir así. --jadea ella.

Él la mira satisfecho. Se aparta de ella un momento.

--¡¡sigue, sigue.¡ --jadea ella.

Él le dice él:

--¡que ansiosa.¡

Ella agacha la cabeza tímida. Él la besa:

--No pasa nada

















Él corre desnudo a la otra habitación. Abre un cajón de la mesita y agarra un preservativo. Vuelve corriendo poniéndose el preservativo. La mira pícaro:

--he visto que tenias preservativos. Eres preparada, me gusta.

Ella sabe que son los que tenia pinchado para Jorge y aunque le da miedo la idea de quedar embarazada y sola, le apetece ser madre, traer al mundo un hijo de ese chico tan guapo. Le gustaría retenerlo en su vida. Luego del placer él enciende un cigarro satisfecho. Ella se siente angustiada. Él la mira pícaro:

--¿porque esa cara de rollo? Me consta que has gozado y hasta creo que más que yo. --dice divertido.

Ella agacha la cabeza con pena:

--no digas eso. Es que soy una ramera. ¿qué pensaras de mi?  Ahora tú te irás y ¿yo que hago?

Él fuma tranquilamente. No la mira:

--Yo no he dicho que me vaya a ir, pero igual somos un hombre y una mujer. No tiene nada de malo lo que hemos hecho.

Ella se siente sucia:

--pero es que si hubiera estado Paula tú te habrías acostado con ella.

Él habla con descaro:

--tienes razón,  pero estás tú.

Ella apoya su cabeza en el pecho de él. Le gusta sentir el calor de un hombre junto a ella.

--no quiero que te vayas nunca.

Él la acaricia:

--¿porqué te has acostado conmigo para que no te quitara a la niña o porque te apetecía?

A ella le da vergüencita pero dice:

--me apetecía y mucho.

A él le gusta la timidez de ella:

--no tiene nada de malo, lo haremos muchas veces.

Ella lo mira hechizada:

--¿en serio?

Él la mira con cara de depravado.


Por su lado, Gustavo, muy ansioso llama a Camilo:

--¡¡encontré a Ignacio. Le mandé un mensaje para que venga. me tienes que hacer un favor.¡

Camilo no está muy de acuerdo en lo que lo dice, Gustavo está ansioso, no puede creer que al fin vuelva a estar cara a cara con Ignacio.




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