Capítulo 48

 

Emilio regaña a Francisco por mezcla sus antidepresivos con alcohol.

--¡¡no hagas eso.¡ ¡¡un día te vas a morir.¡

Francisco lo mira con amargura:

--ojala.

Emilio hubiese querido que lo amara, que por él volviera a la vida. Hubiera querido olvidar a Camilo en sus brazos, que Francisco olvidara su dolor en sus brazos. Emilio apoya su cabeza en el pecho desnudo de su amante. Lo besa en el cuello.

--no me gusta verte tan triste cada vez que hacemos el amor.

Francisco fuma mucho como ausente. Su voz es amarga. Él es amargo. 

--como quieres que viva si maté a mi hijo.

Ha llorado tanto que ya ni lágrimas le quedan. Emilio lo mira con cariño. No lo ama como a Camilo pero ha aprendido a quererlo mucho y no le gusta verlo muerto en vida.

--me has contado la misma historia mil veces. hiciste lo que pudiste. me has contado que querías morirte.

Nada de lo que se le pueda decir le sirve de consuelo.

--lastima que no tuve valor para quitarme la vida. --con mucha amargura.

--¡¡no digas eso. Es un pecado.¡¡ ¡¡a tu familia le hubieras hecho mucho daño.¡ --con angustia.

Con una gran amargura, Francisco le dice:

--¿familia?¿¿qué familia? Mi mujer me dejo. Estoy seguro que si de ella hubiera dependido me habría dejado morir y ojala lo hubiera hecho.

El pensar que Ana lo odia, que lo quiere muerto aumenta su depresión. Aumenta sus ganas de no vivir. Emilio quisiera poder ayudar. Ya que él le ha regalado poder disfrutar de su cuerpo, Emilio quisiera regalarle momentos de felicidad. Trata de animarlo para que luche.

--¡tu madre. Ella se hubiera hundido¡ ¿¿es que quieres que ella viva lo mismo que tú? ¡piensa en tus padres.¡

Francisco se pone el boxer, sale de la cama. Ya se ha acabado el licor que él lleva y va hacia el minibar de su amante para buscar más.

--Es por eso que aguanto.

Emilio se levanta envuelto en la sabana. Se acerca a él.

--¿no crees que podrías encontrar algo que te hiciera contento? vivir de alguna manera. Lo que haces es cualquier cosa menos vivir.

Sin dejar de beber. Sin expresión. Como si fuera una maquina, así actúa Francisco.

--Mi mujer me odia. no se si en serio su madre no sabe nada o ella no me lo dice pero ni se ha puesto en contacto conmigo para pedirme el divorcio. Aun es mi esposa. pero no sé donde puede andar. No sé que es de tu vida.

Emilio le pone la mano en los hombros y con cariño le dice:

--será que aun te ama. A lo mejor vuelve.

Aunque a Emilio le dolería porque se quedaría sin el sexo que le gusta le agradaría ver a ese hombre que tanto placer le ha dado feliz. 

--será que me odia tanto que no me quiere ni ver. soy un mal recuerdo para ella. --dice Francisco con mucha amargura.

Emilio lo abraza por la espalda con cariño y deseo. Francisco está indiferente. Lo mismo le da un desahogo que otro. Es una simple necesidad. Lo único que no quería era que su cuerpo conociera otra mujer que no fuera Ana. La única persona con la que hasta el momento había tenido sexo.

Después de la tormenta llegó la calma, almenos para la joven Ana. Se ha convertido en una madre feliz de una hermosa niña. Esta ya en la habitación. LLora cuando le ponen a su hija en brazos. Susana esta con ella muy emocionada. Ana besa a su hija conmocionada:

--Es un milagro mama. No puedo creer que sea mama.

Susana da gracias por ese milagro. Por esa niña que ha devuelto la alegría a su hija. Ana llena de besos a su hijita.

--Este bebe ha sido un Milagro. Debería llamarse Milagros --dice la madre.

--No. se llamara Francisca.

Susana no deja de acariciar a su nieta. 

--claro. como el padre.

Dice esto para ver cómo reacciona su hija. Sabe que está prohibido mencionar al marido. Salta a la defensiva y dice:

--¡¡es por mi hijo al que siempre llevare en mi corazón.¡

Mira a su bebita con amor. Con ilusión. Un brillo de tristeza por ese hijo que se le fue ha quedado siempre en ella pero ahora tiene un motivo para el que vivir. Llena de muchos besos, de muchas caricias a esa hijita:

--Es en recuerdo de mi hijo. le habría gustado tener una hermanita.

--¿cuándo hablaras con tu marido?

Ana aferra a su hija contra su pecho como si tuviera que defender a su hija de algún peligro.

--¡¡¡nunca.¡¡

--No es justo. él está sufriendo. anda en malos pasos, siempre con medicamentos y borracho. no acabara bien y esta bebita será su salvación como ha sido la suya.

Pese a que ha rehecho su vida gracias a su bebita, Ana quiere a Francisco bien lejos de ella. No lo quiere volver a ver, quiere pensar que no existió nunca. Besa a la pequeña con ternura. Procura no alterarse porque no quiere que la salpique su odio pero no puede evitar sentir rencor al pensar en Francisco:

--no se lo merece. Él nunca sabrá que aunque yo no lo sabía estaba ya embarazada cuando perdí a Franito.

Susana da gracias al cielo de ese oportuno embarazo.

--que bueno que almenos no te lo quitaron todo. No lo hubieras resistido.  la vida te dio un poco de  lo que te quitó. ¡¡qué suerte que te mandaran a este angelito cuando creíamos que ibas a morir¡¡

Ana no quiere pensar en su triste pasado. Sólo quiere disfrutar de su vida. Susana piensa en Francisco. Sabe que esa bebita le haría mucho bien y le duele que él no lo sepa.

--por eso. Francisco necesita salir de esa depresión.

Pero Ana no está dispuesta a perdonar a su esposo, a que se quede sin castigo.

--¡¡no se lo merece, mató a mi hijo. --dice llena de rabia--- tengo que proteger a mi hija de él.¡¡ ¡ya me quitó a un hijo no le voy a dar la oportunidad de que le haga daño a mi hija.¡

Ana besa a su hija angustiada como si ya el sólo hecho de hablar de su padre la pusiera en peligro. Susana no se da por vencida. Sigue hablando pero Ana la calla:

--¡¡no le tienes que decir a nadie ni a mis hermanas.¡ ¡¡si alguien se entera  te odiaré y desapareceré por siempre.¡

Susana sabe que su hija es capaz y por eso no le queda de otra. Mira a la pequeña y dice con tristeza mientras su hija se desvive en la recién nacida:

--mi hija. mi primera nieta y es un secreto.

Lejos de ahí Ángela juega con esa otra hija que nadie de su familia conoce. Piensa en esos gemelos que tanto la lastimaron y marcaron.

--si me atreviera. si supiera de quien es.

Se siente tranquila con su hija, sin su familia. Sin Víctor. La presencia de Víctor la aturde pero tampoco podría vivir sin el.

--ni siquiera estoy segura de quien me enamoré. Víctor es el que más me atrae. pero me enamoró que a veces era tierno. y a veces agresivo. 

Esa hija lleva a su padre en los ojos. La lastima es que los gemelos tienen los mismos ojos. Piensa que si supiera quién es el padre podría enfrentarse a todos pero así no se atreve.

De nuevo en Madrid Eugenio regresa a la Suite de su hermano con una sonrisa de felicidad. Jorge se alegra de verlo tan contento. Atrás esta Rosana con el pequeño que gateando va por todos los sitios. A veces hasta parece que ya vaya a caminar. Jorge se acerca a su hermano. Los dos se abrazan. Rosana agarra al pequeño y los deja solos.

--veo que te lo has pasado bien.

Con una cara de enamorado dice:

--Hoy he hecho el amor. ¡¡el amor por primera vez y ha sido la mejor experiencia de mi vida.¡ ¡¡estoy enamorado. estoy feliz.¡

Eugenio no deja de abrazar a su hermano y de sonreír.

--lamento estropearte las cosas pero tenemos que volver.

Eugenio mira a su hermano sorprendido:

--¡¡no me puedes hacer esto.¡

--Mis negocios están mal. estoy casi en la quiebra. Ya no puedo seguir con este ritmo. Te guste o no tenemos que volver.

--¡¡yo me quedo.¡

--¿¿con que dinero?

Eugenio se lleva las manos a la cabeza:

--¡¡aunque sea en la calle. pero me quedo.¡

--ya no podemos seguir siendo egoístas. hemos desaparecido de la familia en el peor momento. Tenemos que volver y aunque no quieras vuelves conmigo.

Eugenio le suplica:

--¡¡no me hagas esto. si dejo a Hilaria ahora creerá que me he burlado de ella.¡¡

Jorge ya ha dicho su última palabra y a Eugenio no le toca más que obedecer. Jorge lo deja solo y Eugenio lo mira con rabia.

--¡¡si señor. a su orden.¡ --dice Eugenio con sarcasmo haciendo el saludo militar.

Mira a su hermano como si le estuviera arruinando la vida.