A Ángela le da mucha rabia que Hera y Víctor estén juntos y vayan a tener un hijo. Por un momento piensa en la posibilidad de atacarlos pero piensa en su hija, en la posibilidad que le ofrece Víctor. Regresa a la casita y se mete en la cama con él. Lo abraza.
--a lo mejor él tiene razón. A lo mejor amor lo sentí por él.
Lo mira mientras duerme:
--Tienes su rostro aunque no su pasión pero si lo amara a él, si lo amara a él.
Se queda dormida en sus brazos del que va a ser su marido:
--si pudiera amarlo a él, seré tan feliz.
Víctor y Hera están hablando en la cama.
--No te precipitas un poco? --dice él pícaro.
--No. yo estoy segura que ya me embarazaste. ¿o lo pones en duda?
Él la mira seductor:
--claro que no. Yo soy muy macho. Tengo buena puntería.
Los dos se ríen. Se muestran felices.
--pero ¿estás segura que quieres tener un hijo mío?
--claro, ya hablamos de eso. ¿Es que tú no quieres? --dice ella mirándolo.
Luego apoya de nuevo la cabeza en el pecho de él mientras la acaricia:
--claro que quiero. Lo que pasa es que voy a ser el padre de tu hijo. No voy a renunciar de nuevo a un hijo mío pero no te estoy prometiendo nada.
Hera se le tira encima y lo besa:
--ni yo te estoy pidiendo nada.
La pareja se amantes. Se sonríen y se besan.
--somos primos. Nos van a criticar mucho. En especial a ti. Vas a ser la que peor parte te lleves –dice él.
--No hay nada en el mundo que desee más como tener un hijo. un hijo contigo.
--Gracias. gracias por complacerme.
Los dos se sonríen y se besan.
Es de madrugada. Francisco ha viajado muchos kilómetros en poco tiempo. Para su suerte el avión ha acortado las distancias.
--¡¡es aquí.¡ ¡¡es aquí¡
Francisco está muy ansioso al estar cerca al lugar en el que vive su hija. Un bebé llora y se emociona:
--¡¡es mi hija. es mi hija.¡
Pone su mano en la puerta como si así acariciara a su hija. Llora emocionado. Le pena por la pérdida de su hijo mayor vive dentro de él pero está feliz por la oportunidad que la vida le ha dado. El llanto de su hija se le ha clavado dentro. Llora con ella. Es un llanto de alegría. Un llanto de esperanza. Ana acuna a su bebita con amor. Le canta. De pronto siente como un escalofrío. Mira detrás de ella inquieta como si presintiera que su amado esta detrás de ella. Francisco se arma de valor. Una vez ya no se oye a la niña toca a la puerta. Se siente como un adolescente en su primera cita. Ha deseado tanto estar frente a ella. Aun no puede creer que la vaya a ver, ¡¡que tengan una hija.¡ A Ana le sobresalta el llamado.
--¿¿quién?
Esta algo asustada. A Francisco le tiembla la voz.
--Ana.soy yo.
A Ana se le hiela la sangre. No es capaz de decir nada. No reacciona. Por su mente pasan momentos de un bonito amor. Su primer beso, su primera caricia. La primera vez. El nacimiento de su hijo. La boda. De la emoción pasa al dolor de la muerte. A la alegría de una nueva vida. No es capaz de decir nada. Francisco está desesperado.
--¡¡¡Ana, abre la puerta o la tiro abajo. ¡¡¡
Ana va en camisón. Se pone una bata. Está muy nerviosa. Sentimientos encontrados están dentro de ella. Amor y odio. Ha deseado tanto verlo y a la vez lo ha temido.
--¿¡que hace aquí? No, no puede saber la verdad. Mi madre nunca me traicionar.
Mira a su hija.
--pórtate bien. Papa no debe saber que existes..
No le parece tan raro que Francisco la haya buscado.
--Es tu marido. A lo mejor quiere el divorcio.
Está segura de eso. Sí, cree que ha rehecho su vida y quiere el divorcio para casarse con otra. Por un lado le alivia que su hija siga siendo sólo suya. Por otro lado le dan celos pensar que es feliz con otra mujer.
--Ni modo. Yo me quedo con mi hija. Él que se case con otra.
Pero no puede evitar que le duela, que le duela que Francisco sea feliz con otra mujer. Francisco está desesperado.
--¡¡cuento hasta 3 y si no abres tiro la puerta abajo. 1.2…¡
Y en el momento que va a decir 3 Ana abre la puerta. Ana y Francisco por primera vez cara a cara desde que se les murió su hijito. Para los dos es un fuerte impacto haberse vuelto a ver. Ella se ve radiante. Ha rehecho su vida. Francisco tiene un aspecto lamentable.
--¿Francisco?
No puede creer que ese hombre mal vestido, con cabello desarreglado y abundante barba desaliñada sea el hombre con el que ha compartido sus mejores años. Francisco la mira herido:
--Tanto he cambiado que no me conoces? Supongo que gozaras viendo que me he convertido en un don nadie. Creo que pague con creces el daño que te hice.
Aunque Ana quería verlo hundido, el espectáculo que tiene ante sus ojos la hacen sentir mal. Ha tratado de borrar el amor que sintió por el pero no lo ha logrado. Queda dormido y ahora lamenta no haberle regalado la dicha que les dio la vida. Ella lleva la bata abierta y se le ve el camisón de largo escote.. Sus grandes senos lo llenan de deseo. Verla lo ha despertado al amor. Al sexo.
--estas tan hermosa. --jadea él.
Ella se abrocha bien la bata. Lo acaricia (él cierra los ojos excitado ) para darse cuenta que es real:
--¿¿qué te hiciste Francisco?¿¿qué? ¿por qué?
El sonríe con dulzura:
--¿es que no es lo que tu querías?
Los dos se miran con lágrimas en los ojos. Ella siente una gran tristeza porque ha ayudado al hundimiento de ese hombre porque ella tenía las armas para devolverle la vida y no quiso hacerlo. Lo abraza.
--perdóname. perdóname.
Para Francisco es el abraza más dulce que ha recibido en su vida. El uno vibra en brazos del otro. Ana siente que ya no puede callar más:
--¡¡tengo algo que decirte yo.¡
Francisco la mira con una sonrisa triste y le dice:
--lo sé. sé que tenemos una hija.
Ana no está enojada. Ya no tiene miedo. Siente que es de justicia.
--así que mi madre hablo al fin.
--No fue ella.
--sólo lo sabía ella.
A Francisco solo le importa una cosa:
--quiero verla.
Esta muy ansioso.
--recién se durmió.
--por favor --le suplica él.
Ana sonríe. Le hace gestos para que lo siga. Francisco queda conmocionado cuando ve a su hijita durmiendo en la cuna.
--que hermosa es.
LLora. Son lágrimas de felicidad.
--tantas veces que deseé morirme y no la hubiera conocido.
Francisco no puede creer como su vida ha cambiado de la nada. Ana lo abraza por la espalda:
--no me digas eso que me haces sentir peor.
Francisco mira con dulzura a la que aun es su mujer. Él si lleva el anillo no ella. Con mucho cariño Francisco besa a su hija.
--te quiero hija.
Ana lo mira llorosa. Le hubiera gustado tanto que las cosas hubieran sido diferente, poder haber compartido ese momento con su marido. Con su hijo.
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