Francisco no puede creer lo que le ha dicho su mujer.
--¡¡no puedes estar hablando en serio¡
--es que no podemos hacer una fiesta cuando tu abuelo aun este caliente.
Francisco está desesperado:
--¡¡lo tenemos todo preparado, faltan apenas unos días. No me puedes hacer esto después de tantos años esperando.¡
--Por eso. podemos esperar unos meses. Después de tanto esperar. No nos podemos casar en pleno luto.
Francisco se lleva las manos a la cabeza angustiado.
Camilo va directo al club. Está triste, nervioso. El tenis lo relaja. Hilaria se alegra de verlo. Quería distraerse y no espera verlo.
--¡que bueno esta¡ --dice excitada por los movimientos de él al jugar.
Cuando acaba el partido Camilo, que lo ha ganado, le da la mano por el partido. Ella corre a abrazarlo.
--¡¡me alegro de verte.¡
Él es cariñosa con ella:
--te agradezco que vinieras a mi casa. Hoy no tenía pensado venir. ¿te dijeron que se anuló la clase?
Con el rostro encendido ella le dice:
--si lo sé. pero es que quería ver si veía alguien bueno para jugar. pero es que nadie es tan bueno como tú. A mí me gustas tú.
Camilo la mira serio y ella enseguida dice:
--¡¡como profesor¡¡
La adolescente lo devora con los ojos. Él se siente algo incomodo pero se muestra simpático.
--Porque no jugamos un partido. ¿como simple amigos.
Francisco le sonríe:
--de acuerdo.
Hilaria siente que el corazón le va a salir del pecho.
Francisco mira a Ana con tristeza. Su voz es suplicante.
--Está bien, nos podemos casar más adelante pero almenos ven a vivir conmigo.
--ya te he dicho mil veces que ya hicimos las cosas mal al principio y ahora las quiero hacer bien.
Francisco se desespera.
--¡¡¿¿pero no te das cuenta que no tiene sentido lo que haces?¡ Tenemos un hijo de siete años y yo quiero que viváis conmigo. Me da igual si nos casamos o no. Si nos casamos por la iglesia, el civil, un rito africano. ¡¡pero quiero a mi familia conmigo¡ Yo te amo a ti, a mi hijo. ¡¡no quiero estar más separado de ustedes¡
Eugenio le pide prestado el auto a su hermano Jorge y va a buscar a Alba. Ella accede a hablar con él en el auto que ha aparcado en el parking de su edificio. Él en realidad lo único que quiere es acostarse con ella. No puede canalizar su deseo sexual. Estaría haciéndolo todo el día. Además el entierro lo ha dejado muy alterado y necesita descargar tensión. Ella se niega.
--¡¡tu abuelo acaba de morir.¡
--pero yo tengo que seguir con mi vida.
Eugenio la mira con cara de lobo hambriento.
--¡¡pues a mí no me gusta hacerlo.¡
--ya te gustará –dice pícaro.
Él trata de desnudarla pero ella se muestra agresiva.
--¡¡te he dicho que no.¡
Él tiene muchas ganas de desahogarse:
--¡¡yo soy un macho y no puedo tener una relación sin sexo. Yo quiero salir con una mujer. no con una niñita. Si no estás dispuesta a comportarte como una mujer será mejor que me olvides.
Alba se va llorando muy dolida. Eugenio golpea el volante rabioso. Se ha quedado sin polvo pero con muchas ganas. Sin que sepa bien de donde ha salido una mujer de más de 50 años pero sexy se monta en el auto. Lo besa mientras que le va desabrochando los pantalones y se mete su gordo pene en la boca. Eugenio se deja hacer sorprendido pero encantado. Luego al ver que el chico se está viniendo ella se aparta. Él la mira suplicante:
--no me ira a dejar así.?
La mujer se le mete encima. Ella misma se clava esa dura y joven lanza. Eugenio lanza un fuerte aullido de placer. Está feliz de hacerlo con una mujer sin que su hermano lo haya tenido que ayudar. Era algo que no esperaba. Le ha tomado de sorpresa pero lo acepta encantado.
Mientras Ana mira enamorada a Francisco.
--está bien. ¡tu ganas¡
Él la mira ansioso:
--¿a qué te refieres?
--Yo también tengo muchas ganas de estar contigo.
Ana habla poco a poco. Francisco se desespera. No sabe si habrá o no boda.
--Nos casaremos tal y como teníamos previsto.
Francisco la abraza. La besa.
--¡¡gracias, mi amor¡ ¡¡por fin. por fin.¡
Francisco esta tan contento. Había sentido que se le rompía una ilusión pero ahora todo está en su sitio. Casi ni escucha cuando ella le dice que no harán fiesta por respecto a la familia de él.
--¡¡lo que tu digas.¡ ¡¡lo que tu quieres estará bien¡ --dice el contento sin dejar de abrazarla y besarla.
Francisco no deja de sonreír. Es un hombre feliz y enamorado.
--Gracias. gracias por este sacrificio. sé que querías una gran boda pero es que yo ya no puedo mas.
Ana le sonríe enamorada:
--Yo lo que más quiero es estar contigo.
La pareja se sonríe enamorada y se besa.
Con una cara de satisfacción que no puede ocultar Eugenio busca a Jorge en su caseta y le entrega las llaves del auto. Jorge abre unas latas de cerveza. Se sienta en el sofá.
--¡¡quiero todos los detalles. veo que la reconciliación estuvo muy buena.¡ --dice pícaro.
--No. la dejé porque no quise coger conmigo. Yo ya no quiero renunciar al sexo.
Jorge le acaricia la cabeza. Le sonríe con cariño:
--¿y porque tan contento?
--Una vieja pero que estaba muy buena se me metió en el auto. sin decirme nada me comió la verga y luego cogimos bien rico. Luego desapareció sin decir ni palabra. Ni quien era.
Jorge lo mira incrédulo:
--No te creo –divertido.
--¡¡no. no.¡ ¡¡es tal y como yo te lo dije¡
--Dejaste los condones en su sitio ¿no? Es que no tengo otra caja en casa.
Con timidez Eugenio le dice:
--es que no me acordé.
No le puede mentir. Su hermano lo regaña:
--¡¡te dije que en el auto tenía una caja.¡ ¡¿¿cómo has sido tan tonto? ¡¡no puedes coger con cualquier desconocida sin cubrirte.¡ ¡¡es que es un suicido¡¡
--bueno. no es para tanto. Es una vieja. Ni modo que la haya preñada --le dice con burla.
Pero Jorge no está para bromas. No quiere que su hermano se comporte como un irresponsable:
--¡¡es que podías agarrar cualquier cosa. hasta el Sida.¡
Aunque Eugenio piensa que es un exagerado la palabra Sida la verdad es que le da mucho miedo.
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